Acapulco despertó, pero la pesadilla sigue ahí

  • Tras el paso de “Otis” en Acapulco decenas deambulan por kilómetros en busca de tiendas para llevarse comida o lo que encuentren. Pero todo ya está vacío y en cuestión de horas el hambre regresará, dicen damnificados de zonas populares que denuncian el abandono de las autoridades.

Por Luis Daniel Nava // Proceso

Acapulco, Gro. – En las colonias populares y marginadas de Acapulco ronda el hambre, la sed y hasta la muerte tras el paso del huracán Otis.

Los vecinos de la calle Sinaloa vieron como la lluvia ligera del pasado martes 24 por la tarde se convirtió a la una de la mañana del miércoles 25 en un feroz remolino de viento y agua que se llevó láminas, tinacos, canceles de aluminio, colchones y pantallas de televisión derribando postes de luz, de teléfono y árboles.

Los techos parecían de papel. Luego se formó un remolino que tronaba por dentro. Parecía “licuadora”, dicen.

Petra Valdés Fuentes y su esposo llevan más de 40 años viviendo en la colonia Progreso, una de las más populares de la zona centro de Acapulco, pero no habían vivido algo similar.

“El (huracán) Paulina en 1997 ya lo vivimos, pero fue solamente el agua que bajó del río, se desbocó y bajó. Ahora fue el aire, mucho aire, demasiado, fue lo que se llevó todo”, explica mientras sale a secar unas prendas y a rescatar algunos trastes que le quedaron.

A dos días de Otis ya no tienen agua para bañarse, los pocos que lo hacen es con agua de garrafón o en el río El Camarón.

Calculan que los alimentos, contando los que fueron a traer de las tiendas de autoservicio cercanas, les durarán dos días.

Se acerca la hambruna y las enfermedades infecciosas, alertan mientras caminan en medio de los cables de luz y postes de concreto tirados a mitad de calle.

La situación es similar para los vecinos de las colonias El Quemado, San Agustín, Panteón Descanso Eterno y Real Hacienda, en los alrededores de la caseta La Venta, entrada desde la capital del estado.

En sus calles los vecinos peregrinan por kilómetros a orillas de la carretera hasta llegar a la central de abasto para llevarse comida y lo que encuentren en las tiendas que están en su camino.

“Tenemos hambre, tenemos necesidad. La presidenta (de Acapulco, Abelina López) no ha venido, ni una autoridad nos ha preguntado qué nos hace falta, cómo estamos qué perdimos”.

Ya no hay que saquear y volverá el hambre

En la Sabana, al noroeste de Acapulco, el lodo entró a la mayoría de las viviendas y los postes de luz cayeron como fichas de dominó. Tampoco hay quien los atienda y ya han vaciado los Oxxos y farmacias.

Diana es vecina de la colonia Potrerillo en la zona conocida como Palomares. El lugar está devastado y las antenas de teléfono, postes y árboles están tumbados en las calles. Tampoco ninguna autoridad los ha ido a ver.

“Nadie ha venido, nadie nos ha preguntado, no hay luz, no hay agua y los víveres se acabaron”, dice.

En las colonias del anfiteatro, cerca del Parque El Veladero, en la parte alta del puerto, ya no hay que saquear de las tiendas y es cuestión de horas para que empiecen a necesitar víveres.

Decenas de personas deambulan por kilómetros en busca de tiendas, caminan toda la calzada de Pie de la Cuesta, desde el centro de la ciudad hasta el Pedregoso, rumbo a Coyuca en busca de víveres. Las tiendas se han vaciado.

La población alrededor de la zona Diamante ha empezado a padecer principalmente de la falta de agua potable.

En Ciudad Renacimiento, una de las más pobladas y afectadas, inició el reparto de despensas por personal de la Secretaria de la Defensa Nacional..

De los 30 fallecidos que ha informado el ayuntamiento, la mayoría son de las zonas de alta marginación y rural de Acapulco.

El diario El Sur ha reportado el fallecimiento de seis integrantes de una familia en la colonia Ampliación Francisco Villa, en la parte alta de la ciudad.

La señora Gloria, dos hijas y tres nietos murieron la madrugada del miércoles 25 de octubre cuando un cerro se deslavó y cayó sobre su vivienda.

En la colonia La Frontera el señor José de 90 años murió ahogado cuando el río de la Sabana se desbordó y entró a su casa.

Mientras que en la colonia CNC, cerca de la popular Emiliano Zapata, en la zona conurbada de Acapulco, el niño Isaías Leonel, de seis años, murió sepultado por un alud de lodo.

En Acapulco hay una población de 779 mil 566 habitantes, según el censo del Instituto Nacional Estadística y Geografía de 2020.

Mientras que el Instituto de Vivienda y Suelo Urbano (Invisur) en 2021 registró 450 colonias regularizadas y más de 100 asentamientos irregulares con carencia de todos los servicios públicos y en zonas de alto riesgo.

El vocero de la Secretaría de Protección Civil estatal, Carlos Cabrera, respondió a Proceso que las afectaciones por el huracán Otis son incalculables, pero que los daños están en “casi” toda la región de Acapulco.

Agregó que los tres órdenes de gobierno atienden la emergencia y que el censo de daños lo sigue realizando personal de la Secretaría del Bienestar del gobierno federal.

Deja un comentario